¡Hola, mamás, papás, abuelas y gente cariñosa! Como mamá, quiero compartir una historia que resonó profundamente en mÃ. Se trata del poder de mantener la calma ante la inevitable resistencia de nuestros hijos.
Hace unos dÃas, me encontré con una entrevista con la Dra. Becky Kenedy ( SU TED TALK ) en la que habló sobre la "Descripción del trabajo de los padres", enfatizando la importancia de establecer lÃmites y sentir empatÃa con nuestros hijos. Esto me tocó una fibra sensible, especialmente mientras navego por el desafiante terreno de criar a mi hijo adolescente, mientras que el menor parece pensar que ya es un adolescente.
He estado luchando con el equilibrio entre hacer cumplir las reglas y al mismo tiempo ser su confidente y amigo. Entonces, escuché las palabras de Michelle Obama resonando en mi mente: " Si quieres que tus hijos sean tus amigos, entonces te preocupa que les gustes, y hay muchas cosas sobre la paternidad que no tienen nada que ver con que les gustes. "
Por mucho que aprecio los momentos de abrazar a mis pequeños, también estoy aprendiendo que ser padre también significa experimentar el dolor de dejarlos ir a medida que crecen. Se trata de pasar de ser los brazos cariñosos que los mantienen cerca para ayudarlos a convertirse en su mejor versión independiente.
El fin de semana pasado, después de un dÃa completo al aire libre, volvimos a casa cansados ​​y hambrientos. TenÃa la intención de alimentar a mi hijo más pequeño temprano y acostarlo, pero me distraÃ. De repente, eran las 7:30 p.m. y mi hijo mayor querÃa ver su programa favorito con su papá antes de acostarse, lo que significaba que el pequeño necesitaba estar en la cama. Sentada junto a mi hijo menor, le di de comer suavemente mientras le permitÃa mirar televisión, sabiendo que serÃa más fácil llevarlo a la cama una vez que hubiera comido. Luego, después de cenar, quiso jugar con sus juguetes para desconectar de la pelÃcula. Hacer que él pasara de la hora de jugar a la hora de dormir parecÃa desalentador, especialmente cuando yo carecÃa de energÃa para enfrentar la resistencia. Pero en lugar de la coerción, elegà el amor.
Me senté y lo vi jugar durante unos minutos sin decir una palabra. Toqué suavemente su rostro, mostrándole amor y admiración. En silencio, lo ayudé a prepararse para ir a dormir, quitándole los zapatos y la ropa y poniéndome su pijama orgánico. Sorprendentemente, no encontré ninguna resistencia. Continué dándole amor y caricias suaves y, antes de darme cuenta, ya estaba dormido pacÃficamente.
En ese momento, me di cuenta del poder de mantener la calma y estar conectado como padre. No siempre es fácil; No siempre soy tan consciente. Sin embargo, ese dÃa sirvió como un recordatorio de lo importante que era que, al menos esta vez, pudiera cuidar, establecer lÃmites y conectarme con mi pequeño. Tu poder supremo reside en tu calma. En el futuro les diré si eso funciona para mi hijo adolescente. :)
Eliana